De qué manera varía el calendario escolar en España entre comunidades autónomas

España comparte un currículo básico y unas etapas educativas comunes, mas el calendario escolar no es único. Cada comunidad autónoma define sus datas de comienzo y fin de curso, los periodos de evaluación, las vacaciones y, sobre todo, los festivos propios. Si tienes hijos en edades diferentes, vives en una zona y trabajas en otra, o coordinas equipos enseñantes con sedes en múltiples urbes, conocer estas diferencias te ahorra quebraderos de cabeza. Los calendarios escolares en España reflejan clima, tradición, tejido económico y resoluciones pedagógicas. No es lo mismo organizar el trimestre en una escuela de la sierra que en un instituto del litoral con temporada turística alta en septiembre.

Hablo desde la experiencia de madre y de organizadora de actividades extraescolares que ha tenido que cuadrar horarios desde Ferrol hasta Orihuela, pasando por Zaragoza y Las Palmas. Las datas cambian, sí, mas asimismo cambian los ritmos: semanas lectivas más largas o más cortas, evaluaciones que caen antes o después del puente de diciembre, vacaciones de Semana Santa que pueden distarse hasta un par de semanas conforme caiga la luna y la decisión regional. El calendario escolar España tiene su base común, si bien la práctica obliga a mirar la letra pequeña autonómica.

La regla común que todos comparten

Aunque cada comunidad apruebe su calendario, hay un marco de referencia que se repite año tras año. La Educación Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato arrancan entre la primera y la tercera semana de septiembre y cierran entre la última de junio y la primera de julio. La Capacitación Profesional se mueve sutilmente después, tanto al comienzo como al final, por módulos y prácticas.

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El número de días lectivos acostumbra a oscilar entre ciento setenta y cinco y 180, con pequeñas alteraciones por etapa. Las vacaciones de Navidad rondan los diez a 12 días laborables, sin contar fines de semana, y se extienden desde alrededor del 22 o 23 de diciembre hasta después de Reyes. La Semana Santa equivale a una semana completa no lectiva, si bien ciertas regiones agregan el primer día de la semana de Pascua y otras no. A esto se aúnan los festivos nacionales, que afectan a todo el país, y los autonómicos y locales, que mueven puentes y crean semanas partidas.

Desde el punto de vista pedagógico, la mayoría organiza el curso en tres trimestres, con evaluación en diciembre, marzo o abril, y junio. Ciertas, como Castilla y León, han experimentado con esquemas de quinquemanas u otros repartos más equilibrados, buscando reducir el pico de cansancio del segundo trimestre.

Lo que más cambia conforme dónde vivas

Las diferencias que más se perciben se concentran en 4 frentes. Primero, la data de inicio de septiembre: Cataluña y Comunidad Valenciana suelen comenzar unos días más tarde que la capital española o País Vasco. Segundo, la manera de vacaciones de otoño: Navarra y La Rioja acostumbran a introducir un pequeño parón en el mes de noviembre ligado a Todos los Beatos, que en otras regiones no existe. Tercero, Semana Santa: el bloque no lectivo se ajusta a las fiestas locales como el Lunes de Pascua en Cataluña, Comunidad Valenciana o Baleares, lo que retrasa el regreso en comparación con Andalucía o Madrid. Cuarto, el final de curso: Canarias y Baleares tienden a cerrar antes la Primaria por la meteorología y, a veces, por logística de evaluaciones, al tiempo que otras prosiguen hasta el veintiuno o 22 de junio.

Hay, además, un matiz silencioso que impacta mucho en las familias: los días no lectivos de libre predisposición. La mayoría de comunidades otorga a cada provincia o municipio un pequeño número de jornadas que los consejos escolares eligen, con frecuencia pegándolas a puentes. Esos días no aparecen en el calendario autonómico inicial y es conveniente consultarlos en el centro o en la web municipal.

Norte y clima: País Vasco, Navarra, La Rioja y Cantabria

En el norte atlántico he visto una apuesta clara por comenzar pronto y aprovechar septiembre. País Vasco acostumbra a abrir Infantil y Primaria durante la primera quincena, con ESO y Bachillerato muy cerca. La carga de festivos locales, desde las celebraciones patronales de Bilbao hasta las de San Sebastián, fragmenta algunos meses sin quitar días totales, que se compensan a final de junio.

Navarra introduce, habitualmente, un par de días no laborables cerca de Todos y cada uno de los Santos. No siempre y en todo momento lleva por nombre “vacaciones de otoño”, pero en la práctica marcha como un respiro entre inicio de curso y el maratón de diciembre. Si organizas actividades deportivas, notarás que los torneos escolares evitan ese fin de semana.

La Rioja y Cantabria comparten el patrón de tres trimestres y una Navidad limpia que arranca inmediatamente antes de Nochebuena. En años con puentes marcados en el mes de diciembre, como cuando el Día de la Constitución y la Inmaculada caen en martes y jueves, he visto cómo los centros optan por no encadenar toda la semana libre, manteniendo al menos un par de días laborables. Eso varía según resolución autonómica de cada curso.

El eje vale y mediterráneo: Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares y Murcia

Cataluña acostumbra a empezar más tarde en septiembre, sobre todo en Secundaria y Bachillerato. La una gran diferencia la marca el Lunes de Pascua, festivo allá. Por eso, la Semana Santa en Cataluña se percibe más larga. También es frecuente que el primer trimestre no se alargue tanto como en otras regiones, con evaluaciones cerradas inmediatamente antes de Navidad o la semana anterior.

En Comunidad Valenciana he debido cuadrar campamentos urbanos sabiendo que las Fallas en marzo alteran la normalidad. Depende de la ciudad: Valencia capital tiene más días no laborables que otras localidades, y eso no aparece en el calendario autonómico, sino que lo fija el municipio. A su vez, el Lunes de Pascua vuelve a retrasar el regreso a las aulas.

Baleares anda de la mano mediterránea y acostumbra a cerrar el curso de Primaria un poco antes por altas temperaturas, en especial en Mallorca e Ibiza. En centros sin climatización, el final de junio es cuesta arriba, y la administración lo tiene en cuenta. Los exámenes finales de ESO y Bachillerato pueden concentrarse más, con unos días de evaluación que se comen el último tramo lectivo.

Murcia, a pesar de estar al sur, se semeja en calendario a la vecina Comunidad Valenciana en datas de inicio y cierre, mas sin el Lunes de Pascua. El primer trimestre en ocasiones se extiende algún día más, y el puente de la Constitución se maneja con cautela para eludir semanas en blanco.

La gran urbe y su periferia: Madrid y Castilla-La Mancha

Madrid es predecible en lo esencial, una ventaja para familias con varios hijos. Comienza pronto en septiembre y termina alrededor del veintiuno de junio. El puente de mayo se vive con intensidad, porque el 2 de mayo es festivo regional. Si cae bien, crea una pausa a cuatro días que en otros lugares no existe. He visto centros aprovechar para cerrar proyectos de trimestre ya antes de ese puente, dejando junio para recuperación, orales y entrega de trabajos.

Castilla-La Mancha prosigue un patrón similar pero con Días de la Enseñanza u otras figuras no laborables que modulan el trimestre. En provincias grandes, como Toledo o Urbe Real, los festivos locales crean zonas horarias en la práctica. Un mismo distribuidor de transporte escolar puede tener rutas con dos calendarios diferentes a menos de treinta minutos de distancia.

Andalucía, Extremadura y el peso del calor

En Andalucía el curso comienza relativamente pronto, si bien Infantil y Primaria pisan sala algunos días ya antes que Secundaria. El calor de septiembre condiciona mucho. Centros con aire acondicionado funcionan con normalidad, mas en muchos pueblos se recurre a horarios adaptados o a actividades más ligeras por las tardes, cuando aún aprieta el sol. El calendario resguarda junio con finales adelantados en etapas superiores, de forma que la última quincena se dedica a recuperaciones y a la parte administrativa.

Extremadura sostiene un patrón clásico, con un primer trimestre que puede cerrarse la semana del veinte de diciembre si las fechas cuadran, para entrar en casa con los folletines ya publicados. Allá he visto de qué forma la Semana Santa no laborable se alinea con la tradición local, sin Lunes de Pascua, lo que deja recobrar antes la rutina.

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Aragón, Castilla y León y la apuesta por el equilibrio

Aragón acostumbra a empezar en la primera quincena de septiembre. Tiene experiencia con días de libre disposición repartidos de forma estratégica, eludiendo el efecto acordeón de diciembre. Si trabajas en logística de comedor, lo notarás: menos picos de asistencia y una curva más suave de consumo.

Castilla y León ha sido de las más firmes en experimentar con una distribución más equilibrada del curso. Sin trastocar los grandes bloques de navidades y Semana Santa, ha buscado repartir descansos cortos y eludir que el segundo trimestre se convierta en un túnel de enero a marzo sin respiro. El frío no dicta el calendario, mas sí la vida escolar: recreos interiores, excursiones aplazadas y, en ocasiones, cierres puntuales por nieve en zonas de montaña, que la propia administración recobra con instrucciones concretas.

Galicia, Asturias y la vida entre temporales

En Galicia todos miramos al cielo, asimismo el calendario. El curso arranca en datas estándar, si bien algunos años se ha retrasado uno o dos días por ajustar festivos locales. Los temporales de otoño pueden forzar cierres puntuales, sobre todo en la Costa da Morte. No figuran como festivos en el calendario, mas los directores tienen instrucciones para activar protocolos por alarma naranja o roja, y después la inspección educativa marca de qué forma recuperar o compensar. Navidad se alinea con el resto del país y no hay Lunes de Pascua.

Asturias se mueve en un patrón similar, con una entrada cómoda en el mes de septiembre y un final de curso a ritmo de evaluaciones a mitad de junio. La Semana Santa se respeta entera y, si el calendario lo deja, el primer trimestre procura no invadir demasiado el 22 o 23 de diciembre.

Canarias y la especificidad insular

Las islas merecen un capítulo aparte. En Canarias, el tiempo permite iniciar sin el agobio térmico peninsular, pero la insularidad crea festivos propios como el Día de Canarias, el treinta de mayo, que condiciona la recta final. En años de calima intensa, ciertos centros limitan actividades físicas, lo que altera la planificación de evaluaciones de Educación Física. La Consejería trata de que Infantil y Primaria terminen no más allá del 20 de junio, con evaluaciones concentradas para no exender un cierre que, en islas turísticas, chocaría con la época alta.

Ceuta, Melilla y los equilibrios de calendario

Ceuta y Melilla concilian el calendario general con su realidad multicultural. Es frecuente que incorporen días no laborables por festividades propias, y que ajusten evaluaciones para no penalizar a ningún grupo. Las diferencias son sutiles mas se aprecian en los proyectos de centro que trabajan diversidad religiosa y cultural, y que programan actividades fuertes fuera de esos picos festivos.

Cómo afecta a las familias y a los centros

Las fechas vacaciones escolares mandan en la logística del hogar. Si trabajas en hostelería en la costa valenciana, preferirás que el colegio empiece algo después en septiembre. En la villa de Madrid, ese dos de mayo que cierra con el 1 de mayo genera un parón idóneo para escaparse, pero complica a quienes dependen de abuelos que viven en otra comunidad sin ese festivo auxiliar.

Para los centros, los trimestres dictan evaluación y carga de trabajo del claustro. Un diciembre con evaluaciones a mitad de mes deja margen para proyectos de Navidad, teatro y festivales. Si la evaluación llega muy cerca del veintidos, todo se comprime y las familias reciben notas con menos tiempo para reaccionar frente a una restauración en enero. La coordinación con servicios de comedor, transporte y actividades extraescolares se vuelve un Tetris cuando los días de libre disposición no coinciden entre ayuntamientos lindantes.

He aprendido a anticipar tres hitos: el puente de octubre, el de diciembre y la Semana Santa. Si tus hijos compaginan conservatorio, club deportivo y refuerzo de idiomas, examina todos los años el solapamiento de estos hitos. Te evitará cancelaciones de última hora.

Casos llamativos que cambian la foto

Hay años en que los calendarios escolares en España semejan más diferentes de lo normal. Cuando el seis y ocho de diciembre caen en martes y jueves, surge un discute clásico: convertir en no laborable el miércoles o no. Ciertas comunidades lo hacen, otras no, y en las que no lo hacen muchos centros eligen uno de sus días de libre predisposición. El resultado es que en una misma autopista tienes institutos abiertos y cerrados en exactamente la misma semana.

Otro caso es la Semana Santa en su versión más tardía, la que cae a finales de abril. En Cataluña y Comunidad Valenciana, al sumarse el Lunes de Pascua, el retorno se empuja aún más, lo que comprime mayo y junio. la capital de España o Andalucía vuelven antes y pueden repartir mejor las evaluaciones finales.

En Baleares o Canarias, olas de calor tempranas han precipitado adelantos de horarios y adaptaciones curriculares a lo largo de unos días. No cambian el calendario formal, pero sí la experiencia real de aprender en junio.

Consejos prácticos para orientarte

Para evitar sorpresas, es conveniente trabajar con tres capas de información. La autonómica, que sienta las bases del calendario; la municipal y local, que añade festivos y días de libre disposición; y la del propio centro, que concreta evaluaciones, recuperaciones y jornadas de convivencia. Además, los servicios complementarios suelen tener sus propios calendarios. Comedor y transporte se ajustan al escolar, mas academias y clubes deportivos a veces siguen abiertos en puentes o junio, y eso salva a muchas familias.

Lista breve para que no se escape nada:

    Comprueba el calendario autonómico de tu comunidad y guarda el PDF oficial. Pregunta en el centro por los días de libre predisposición, que no siempre salen en el mes de septiembre. Anota festivos locales de tu ayuntamiento y de tu sitio de trabajo si son diferentes. Revisa cuándo cierran evaluaciones en cada trimestre, afecta a viajes y a refuerzos. Si tus hijos hacen actividades externas, pide su calendario anual y compara.

Por qué no hay un “mejor” calendario, sino calendarios adecuados

Cuando equiparas calendario escolar España entre regiones, aparece la tentación de declararlo mejor o peor. Mi experiencia afirma que no existe un patrón universalmente superior. Un principios temprano favorece la continuidad tras el verano, pero choca con olas de calor en el sur. Un Lunes de Pascua festivo relaja el regreso, mas también comprime los últimos exámenes. Los días de libre disposición dan flexibilidad a los equipos directivos, a costa de complejidad para las familias que trabajan en otra urbe.

Detrás de cada decisión hay motivos defensables. El turismo pesa en la costa, la climatología en el sur y las islas, la tradición cultural en el valle del Ebro y en el Mediterráneo. Lo sensato es aceptar esa diversidad y planear con cierta antelación, conociendo los márgenes. Si coordinas proyectos educativos, intenta fijar hitos comunes por ventanas, no por fechas fijas. Si eres familia, ponte un recordatorio a finales de agosto para descargar el nuevo calendario y examina cada trimestre con tu agenda delante.

Dónde consultar y de qué manera interpretar cada cambio

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Las consejerías publican sus calendarios entre mayo y julio. Resulta conveniente entrar en la web oficial de la comunidad, descargar el documento y mirar dos cosas: las fechas y las notas al pie. En esas notas aparecen salvedades por zonas de escolarización, por régimen de enseñanzas artísticas o por prácticas de FP. Después, cada municipio aprueba sus festivos locales, y el consejo escolar del centro fija los días de libre predisposición, que con frecuencia comunican por circular en el mes de septiembre. Si trabajas con múltiples escuelas, crea una hoja simple con 3 columnas: comienzo y fin por etapa, días no laborables locales y fechas de evaluación. Te servirá todo el curso.

Las redes sociales multiplican rumores sobre ampliaciones de vacaciones o cambios de última hora. En la práctica, salvo emergencias meteorológicas o sanitarias, los cambios son menores y se comunican por canales oficiales. Si una nevada cierra el instituto un día, pocas veces implica ampliar el curso múltiples días después. Las instrucciones de compensación acostumbran a apostar por flexibilidad en actividades y por ajustes internos.

Mirada final, desde el sala y la casa

He vivido septiembre con mochilas nuevas que pesan más de lo deseable, diciembre con festivales que salvan la moral del trimestre, marzo con gripe que deja salas medio vacías y junio con calor que funde las tizas. El calendario marca el compás, pero cada aula baila su propia canción. En Barna, la clase de mi hija mayor retornó dos días más tarde que la de sus primos en la capital de España, y eso bastó a fin de que las unidades educativas no coincidiesen nunca en todo el curso. En Valencia, un par de días de Fallas trasformaron un proyecto de ciencias en una exposición abierta al barrio. En la ciudad de Santiago, un temporal movió una excursión a una biblioteca que acabó siendo el mejor día del trimestre.

Si buscas una regla única, no la hay. Si buscas cómo orientarte, la hay: conocer bien tu comunidad, sumar los festivos locales, consultar por los días de libre predisposición y adelantar los picos de diciembre y Semana Santa. Los calendarios escolares en España no son un rompecabezas imposible, solo un mapa diverso que, una vez aprendido, te deja moverte con soltura. Y cada septiembre, cuando abres la mochila y hallas la primera libreta, vuelves a trazar ese mapa con lápiz, dejando espacio para el margen y para las sorpresas que hacen de cada curso una historia diferente.